Parabólica / Perelló es una mierda

La ola de violencia contra la mujer en general se expandió casi sin darnos cuenta con el silencio de la sociedad, toda, y el sigilo del tumor canceroso en una población enferma, casi en estado terminal y la metástasis, inocultable. Los rastros de la ignominia abundan por omisión, comodidad o complicidad y nos resistimos a verlos en su dimensión auténtica.

Una señal que ilustra la gravedad: el tuit colocado desde la cuenta de @PaulaSanchezMx, denuncia que 'ayer se cumplió un mes de la reunión con el Fiscal de Puebla (Víctor Carrancá) ... y nada, uno de los que me violaron vino al consultorio y escapó'.

Se trata de la cuenta de Twitter de una joven que hace poco más de seis años sufrió violencia tumultuaria en Puebla sin que nadie de los agresores esté sujeto a proceso por una aparente complicidad con el aparato de procuración de justicia (otra vez Carrancá), o de impartición de la misma, que para el caso es lo mismo: no sirve para nada.

La prensa nacional daba cuenta ayer de un nuevo episodio de oprobio de quien fue icono de la lucha estudiantil en 1968, esa generación de estudiantes dueños de sus ideales y esperanza.

Marcelino Perelló es hoy esperpento senil, cuya fealdad emula la caricatura horrenda del clásico de Roger Watters y David Gilmour en The Wall, declarado 'violador compulsivo', como el profesor obstinado en frenar la ira poética del alumno huérfano por el padre muerto en la guerra en la emblemática cinta de Pink Floyd. Perelló es pues, una mierda. 

'Estamos viviendo una situación de violencia de género nosotras las mujeres, no sólo en México sino en el mundo' dice la actriz Regina Blandón en un video subido a su cuenta de Facebook sobre una infamia propinada por una revista del corazón dedicada a denigrar y escandalizar sin pudor.

Un video porno que en realidad estelariza una actriz de género cinematográfico de adultos llamada Niki Skayler fue atribuido a la Mexicana que, con elegancia e inteligencia respondió, al tiempo de soltar en escena un llamado urgente.

'No se trata de mí (...) esto no es un rumor que te bajen los calzones mientras caminas en la Condesa, que se te arrimen en el metro, que un juez dicte un amparo porque es violación incidental, que un locutor en radio diga (y cito) sin verga no hay violación (...) ven como las mujeres la pasamos de la fregada y todavía se atreven a difundir estas cosas denigrantes'.

La violencia de género aparece en todas partes, en escenarios menos impensados. La acción violenta que padeció Xóchitl Gálvez en el Estado de México orquestada por un patán de tufo priista; e incluso en la redacción de los medios en donde anida una buena dosis machista.

'La modelo y ahora presentadora de deportes Daniela Chávez una vez más se metió en un escándalo con un futbolista' dice la entrada de la nota escrita por la redacción del sitio noticioso La Silla Rota, como si el tema de interés periodístico haya sido la conducta de la presentadora a la que había que denigrar por su paso por las pasarelas, como si ese sólo hecho la despojara de un derecho fundamental: la libertad de expresión.

En medio del debate por la equidad de género y prevenir y sancionar conductas como la violencia de género, la nota hubiera sido la virulencia de un jugador del equipo Tigres de Monterrey de nombre Eduardo Vargas a quien no le gustó ser sujeto de escrutinio público. 

La violencia en contra de las mujeres es tan grave y soslayado que en Puebla ha habido casos palpables que siguen impunes y sus responsables tan campantes. 

La regidora del municipio de Tecamachalco, Ruth Zárate a quien en septiembre de 2015 arrojaron en público un fajo de billetes por una orden de un patán como Inés Saturnino López Ponce, edil panista del lugar que despacha sin pena en su pequeño feudo, sin que nadie lo toque ni con el pétalo de un extrañamiento. 

Perelló encarna hoy toda esta mierda.

Fernando Maldonado

Reportero, Autor de la columna parabólica. Periodismo en red.

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