Entornos urbanos colapsan ante el uso desmedido del automóvil

  • - Por: Redacción

·         En México cada año mueren 17 mil personas, por accidentes viales. De este número el 55% no iba a bordo de un auto. Mientras que al año son14 mil seres humanos en el país los que pierden la vida por efectos contaminantes.

 

La Universidad Iberoamericana Puebla a través de sus Departamentos de Humanidades y Ciencias Sociales llevó a cabo la presentación del libro Movilidad 3.0 de Alfonso Vélez y Jaime Ferrer. La presentación corrió a cargo del Dr. Óscar Soto Badillo, director de Investigación y Posgrados de la IBERO Puebla, así como del Arq. Giovanni Zayas Franzoni, consultor en Seguridad Vial del Banco Mundial.

 

En su intervención, el Dr. Soto Badillo destacó la pertinencia social y académica de este documento, puesto que “representa un manual ante los grandes retos de las ciudades en la generación de alternativas que mejoren la movilidad y disminuyan las externalidades que generan las formas dominantes de transporte”.

 

El investigador de la IBERO Puebla abundó que en los seis capítulos del libro se presentan datos interesantes como el hecho de que para el año 2050, siete de cada tres personas en el mundo vivirá en zonas urbanas. En México actualmente el 72.9%, 86 millones de personas, habita en localidades con más de 50,000 habitantes.

 

Asimismo, el Director de Investigación y Posgrados manifestó que los autores centran su análisis en tres ejes. El primero de ellos se enfoca en la propuesta de políticas públicas para una gestión integral de movilidad, el segundo versa sobre la seguridad vial y el tercero habla acerca de la gestión del tráfico y la protección al medio ambiente.

 

Por último, el Dr. Óscar Soto coincidió en que la idea de una ciudad inteligente, incluyente, democrática y austera debe considerar la transformación de esferas gubernamentales, económicas, de movilidad y accesibilidad, así como de los bienes comunes y el medio ambiente, con el único objetivo de construir relaciones humanas equitativas y democráticas.

 

Por su parte el Arq. Giovanni Zayas Franzoni, comentó que el presentar este texto en la IBERO Puebla tiene un doble sentido, pues la Universidad tiene una vocación, implícita, de servicio social y ese es un tema que le falta a la movilidad en todas las ciudades.

 

Zayas Franzoni citando el Laudato Si del Papa Francisco, destacó que la calidad de vida de una ciudad esta intrínsecamente relacionada con la calidad de su transporte. “Una Smart City es más que contar con internet en lugares públicos, ésta tiene que ver con su capacidad de movilidad”.

 

De igual forma, el consultor del Banco Mundial explicó que por todo lo anterior el próximo distribuidor vial, carretera o ciclovía se puede considerar una afrenta a nuestros derechos, pues para que sean parte de la comunidad deben procurar la gestión del tráfico, el medio ambiente y la seguridad vial de los habitantes.

 

En Puebla capital existen 740 mil vehículos, esto significa que una minoría utiliza coches, lo que abre un mar de posibilidades para trabajar en la movilidad urbana. Pese a estos números el hecho de que el 2% de las movilizaciones se haga en bicicleta es una buena señal, si comparamos que en Guadalajara este porcentaje llega al 3%.”

 

Para concluir, los autores Jaime Ferrer y Alfonso Vélez cerraron la presentación de su libro Movilidad 3.0 apuntando que en México el uso del automóvil se convirtió en un tema de estatus social, lo que ha provocado que ahora vivamos en ciudades hechas para automotores. “Hoy lo que necesitamos es movernos sin accidentes”.

 

Al respecto, Alfonso Vélez presentó los ejemplos de Beijín y Singapur, en ellos se observó la transformación que sufrieron los pueblos con sus políticas de movilidad. El primero dio prioridad a la motorización y ahora la gente se acostumbra a vivir diariamente con más de 485 partículas contaminantes, mientras que la segunda se consolidó como un centro urbano con restricciones para el uso del vehículo.

 

Finalmente, Jaime Ferrer aseguró que estos cambios son posibles, “a Nueva York le tomó diez años alcanzar una movilidad sustentable, hoy las calles viven gracias al andar de las personas que las recorren caminando o en bicicleta”. Solo tenemos que trabajar en una Smart Mobility, la cual vaya encaminada a los usos y costumbres de la movilidad de sus espacios y sus habitantes.

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