El de López Obrador, un proyecto de poder; la única opción es la convergencia pactada
- - Por: Redacción
* María Amparo Casar y Ricardo Raphael creen que se deben defender las instituciones autónomas que tanto trabajo costó desarticular del gobierno, fortalecer a la sociedad civil e igualar las libertades
Frente a las tentaciones de apropiación del poder o de rompimiento social, la solución a lo que viene para el país es la convergencia pactada para, a través de la reconciliación, darle solución al principal desafío de nuestra generación: igualar las libertades y con ello, resolver la desigualdad económica y de trato, acabar con la corrupción y detener las pulsiones autoritarias.
De esta forma resumieron los analistas políticos María Amparo Casar y Ricardo Raphael su participación en la mesa “Libertad y participación: premisas indispensables para la democracia”, dentro del Encuentro Empresarial COPARMEX 2018, celebrado en la Ciudad de México, donde advirtieron que el ciudadano ni se puede ir de vacaciones y ver al presidente electo Andrés Manuel López Obrador como producto milagro de la misma forma cómo se hizo con Vicente Fox, como tampoco dejar de defender y fortalecer los actuales contrapesos al poder como son los órganos constitucionales autónomos, los medios de comunicación y las organizaciones intermedias y de la sociedad civil.
En el Encuentro Empresarial del que la COPARMEX CDMX, dirigida por Jesús Padilla Zenteno, fue anfitriona, María Amparo Casar destacó que el proyecto de López Obrador no es de gobierno, sino de poder a través de lo visto hasta el momento como es la centralización con gobernadores disminuidos y superdelegados responsables ante la presidencia y controladores de los programas sociales; la concentración, con sólo una oficialía mayor ubicada en Hacienda; el proceso de desinstitucionalización porque no cree en las instituciones; el abuso de las formas de democracia directa; además de las amnistías al crimen organizado, a la corrupción y a los impuestos.
La analista destacó que en los últimos años no ha habido un presidente tan poderoso como López Obrador desde el primer trienio de Ernesto Zedillo, a la vez que los contrapesos al poder son pocos, como los institucionales que están dados por las facultades que le otorga la constitución al presidente; por cómo funcionan el Congreso y los órganos de justicia, los órdenes de gobierno y los órganos de autonomía constitucional, especialmente en el Congreso con una mayoría del partido del presidente; los órganos de autonomía constitucional y los políticos, donde ningún partido tiene ni remotamente el 33 por ciento para realizar acciones de inconstitucionalidad o vetar una ley.
Raphael comentó que a diferencia de lo que se cree, “todos los que estamos aquí somos responsables de lo que ocurrió el primero de julio. Ocho de cada 10 mexicanas y mexicanos queríamos un cambio y en los últimos años dimos, cada quien desde su trinchera (la prensa, las organizaciones intermedias, las no gubernamentales, los partidos, la academia), una batalla muy fuerte en dos temas: la corrupción y la falta de estado de derecho, emblematizadas por la Casa Blanca y la Estafa Maestra o en el caso de las instituciones fallidas, Ayotzinapa”.
Y López Obrador fue beneficiario “de un estado de ánimo” social por ser un hombre tenaz, porque construyó a lo largo de su historia la imagen de un hombre incorruptible, y no próximo a esas instituciones fallidas y porque en la campaña el tercer lugar se dedicó a pegarle al segundo lugar.
Ante esta situación, argumentó Ricardo Raphael, creo que nos debemos todas y todos, poner nuestro mejor esfuerzo para sentarnos en esa mesa para lograr “la convergencia pactada, la de la reconciliación que tan bien nos sonó el día de las elecciones en el discurso de la noche. Para que la libertad y la igualdad prosperen juntas, dice la laicísima Trinidad francesa, se requiere la fraternidad” y hacia allá debemos ir y no hacia la opción de La Bastilla también francesa, hoy que estamos en medio de un “pleito carente de fraternidad entre dos tribus mexicanas: los chairos por un lado y los fifís por el otro”.
Para lograrlo, destacó que se necesita “coraje de decir la verdad, como advierte Michel Foucault, que es generar las condiciones materiales para ser escuchado, para conmover, para disuadir” y hoy, en México, aún quedan algunas que hay que defender porque “cada golpe al INAI, cada golpe al Banco de México, cada golpe al INE nos disminuye a los demás condiciones materiales para decir la verdad”.
“Algunas de las condiciones materiales prevalecen a pesar de las mayorías congresionales que tiene Morena, porque quieran o no quieran, en nuestro patrimonio político tenemos organismos autónomos que más vale que los protejamos, porque nos costó mucho trabajo dividir al poder como vacuna contra pulsiones autoritarias”.
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