Mala semana para Claudia Rivera

 

Los problemas de la ciudad no se iban a resolver como acto de magia con la llegada de una nueva oferta de gobierno, encabezada por Claudia Rivera Vivanco y su equipo de trabajo. La problemática citadina es tan amplia y diversa que suponer lo anterior habría sido acto de populismo.  

 

Encontrar respuestas pertinentes a viejos anhelos si, pues el voto mayoritario decidió en función de añejas esperanzas de sus habitantes. Y sin embargo no ha sido así, pues dolencias sociales han sido potenciadas en las últimas horas al margan del oficioso mensaje de optimismo exacerbado y grandilocuente.

 

Apenas transcurrida una semana de la nueva administración en la capital del estado, hay saldos negativos que deben ser vistos con la inmediatez del caso, como ocurre con la robusta agenda de pendientes en la compleja vida citadina de la capital estatal. 

 

El jueves 18 los consumidores de información en redes, radio o televisión de la capital amanecieron con la siniestra imagen de un joven de unos 23 años sin vida y semidesnudo, colgado de la señalética de la carretera que va a Tlaxcala, a la altura de la central de abasto. 

 

Fue linchado por su presumible condición de ladrón, según decía la cartulina que le prendieron quienes terminaron con su vida, protegidos por el anonimato, por la sombra de la noche y por el silencio cómplice:¿esto me pasó por ratero. Vecinos (de la colonia) Jorge Murad’ decía a manera de mensaje póstumo.

 

Una revisión al pasado reciente permite ver que no hubo un presidente municipal que haya tenido que sortear la primera crisis por una acción colectiva para cometer un homicidio en contra de quien se presume, era un vulgar ratero. Le tocó a Claudia Rivera, la presidenta municipal de la #CiudadIncluyente.

 

Reactiva, la presidenta municipal ofreció revisar las medidas de alertamiento porque no llegó ningún reporte al número de emergencia, según deslizó cuando fue entrevistada en la vía pública por los reporteros que cubren la fuente del ayuntamiento. 

 

No sólo respondió erróneamente en medio del tumulto de las grabadoras en una suerte de rueda de prensa improvisada, como un modelo de comunicación sin estrategia, sino que sacó la cara por su responsable del área de Seguridad Pública, María de Lourdes Rosales Martínez, a quien sólo la buena fe le puede dotar de la gracia de la duda por su temprana llegada a esa posición. 

 

Y sin embargo como el resto de la población, la autoridad supo de la ejecución sumaria a través de redes sociales.    

 

Esa misma mañana la reportera Yazmín Curiel fue víctima de un robo, junto a los usuarios de la ruta 65. A bordo de la unidad llevaba a su bebé de brazos cuando un solitario sujeto subió por la puerta delantera y sin decir una palabra fue arrebatando bolsos, teléfonos o lo que fuera a los pasajeros. Bajó de esa unidad y nadie dijo nada. El pánico inundó el momento fugaz. 

 

No sólo por su condición como trabajadora de medios, sino porque como ella hay una muchedumbre que vive una circunstancia anómala que arrebata la paz en general: el robo a mansalva que atemoriza, pero indigna; que roba la tranquilidad pero alimenta la inquina; que frustra, pero trae sentimientos oscuros, como el linchado de la central de abasto.

 

La primera semana de Claudia Rivera al frente del ayuntamiento capitalino ha sido deficitaria en varios renglones de la vida pública. Detrás del silencio que domina en la clase política hay una intención de boicot simulado para sacar ventaja de esa coyuntura. Es preciso que alguien se lo diga.

 

Fernando Maldonado

Reportero, Autor de la columna parabólica. Periodismo en red.

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