Martha Erika Alonso, luces al final del camino

 

Nadie como la gobernadora electa, Martha Erika Alonso Hidalgo, tiene ahora mayor certeza de lo que podría suceder con el juicio de impugnación sobre el resultado de la elección de gobernador en Puebla, que sus adversarios interpusieron ante el máximo órgano jurisdiccional federal.

 

La información de la dispone a partir de la audiencia del lunes 12 y que permitirá sustanciar el proyecto de sentencia del magistrado ponente José Luis Vargas Valdez es la que prácticamente la totalidad de la sociedad poblana quisiera tener acceso, pues de ello depende el futuro inmediato de proyectos corporativos, empresariales, políticos y hasta personales.

 

Para tomar el pulso del interés general es suficiente asomar la nariz a una comida dominguera en familia; un festejo sabatino; una mesa de café; o cualquier diálogo casual para encontrar la misma interrogante que vino de menos hasta instalarse como el único tema de conversación en distintos segmentos de la sociedad toda. Nadie escapa a la interrogante y sus vicisitudes: anulación o ratificación. 

 

La ex abanderada acudió a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para una audiencia como parte de la etapa procesal de la crisis post electoral, arropada de Marko Cortés, el virtual dirigente nacional del Partido Acción Nacional y del presidente en funciones, Marcelo Torres Cofiño. Como abogado del caso, el ex magistrado Francisco Ojesto Martínez Porcayo.

 

No lo hizo a hurtadillas pero tampoco nadie se ocupó de exponer al interés legítimo uno de los episodios centrales para resolver de una vez por todas la histórica maraña jurídica y política después del accidentado proceso comicial de la primavera de 2018 de la que resultó ganadora.

 

En un contexto evidente en el que la clase política suele recurrir al uso de las redes sociales como una forma de mantener comunicación horizontal con la sociedad sin tener que pasar por el tamiz de los medios y sus siempre parciales líneas editoriales, nada de lo sucedido el lunes previo trascendió en las redes sociales de ninguno de los actores.

 

La conversación digital en torno al conflicto post electoral en Puebla de la que depende en buena medida la atención de los usuarios de Facebook, Twitter ó Instagram, fue suplida por el silencio de los principales protagonistas. Ni un tuit o un post con el evidente mensaje con ánimo celebratorio: “ganamos” o el “acudí al TEPJF a defender el voto de los poblanos”.

 

Alonso Hidalgo y Marko Cortés decidieron mantener un silencio sepulcral acaso evidenciado por una nota indiscreta publicada en el diario El Financiero. Sorprende e inquieta. Y sorprende que Luis Miguel Barbosa, el acérrimo rival del grupo de Rafael Moreno Valle, el ex gobernador haya guardado silencio también.

 

Y es que una de las etapas finales del largo proceso en el ámbito federal contempla precisamente una audiencia para cada una de las partes en pugna, para escuchar y ponderar alegatos de defensa o acusación, según cada una de las perspectivas.

 

Una máxima en derecho es esa: se debe escuchar y vencer en un tribunal, una vez que hayan sido valorados los agravios esgrimidos por quien acusa irregularidades en un trance como el proceso electoral de julio pasado.  

 

Cualquiera que  haya sido el ambiente y tono de la audiencia para defender su triunfo, una cosa es cierta: la gobernadora electa debe tener ahora más señales de su suerte en esta histórica lucha por Casa Puebla.

 

 

Fernando Maldonado

Reportero, Autor de la columna parabólica. Periodismo en red.

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