Cambio de amo en la coordinación senatorial panista

 

Fueron suficientes 72 horas para refrendar la condición del senador del Partido Acción Nacional por Puebla, Rafael Moreno Valle en sus afanes para conseguir ganar peldaños en sus aspiraciones personales, desde que fue designado coordinar del grupo senatorial, cada vez más fragmentado.

 

Silencio y disimulo desde que el senador y presidente de la Comisión de la Defensa Nacional, Félix Salgado Macedonio amagó con la desaparición de poderes en entidades en las que sus mandatarios que no se sometan a los nuevos lineamientos del gobierno que encabezará desde este sábado 1 de diciembre, Andrés Manuel López Obrador.

 

“Aquel gobernador que no se ajuste al lineamiento constitucional, aquí desde el Senado se puede dictar la desaparición de poderes”, dijo el rijoso senador por el estado de Guerrero, lo que generó una airada respuesta de 12 gobernadores emanados del Partido Acción Nacional en un desplegado de fin de semana firmado por el de Puebla, Antonio Gali Fayad.

 

Moreno Valle que ha dado muestras palmarias de ser el político más acomodaticio y convenenciero de los últimos años, sin más definición ideológica que un pragmatismo rampante, guardó silencio ante el incremento de las hostilidades entre la dirigencia del partido que lo hizo coordinador y el grupo político que tiene como jefe al próximo presidente de México. 

 

“Hoy en el @senadomexicano se ha señalado que el PAN busca ser un obstáculo a la nueva administración. Dejo claro que es falso; en las coincidencias buscamos caminar juntos. Los debates deben tener argumentos, no señalamientos. Respetemos y debatamos como lo marca el reglamento”, dijo en su cuenta de Twitter, el 23 de noviembre un timorato senador que ha sido descalificado como coordinador desde que fue designado por Marko Cortés, el dirigente nacional panista.

 

El 19 de noviembre, la víspera de que fuera impuesto en el cargo de coordinador senatorial, en esta columna se dijo que se trataba de la tercera derrota luego de los intentos por ser candidato presidencial, en 2017; dirigente nacional en 2018; y finalmente en coordinador.

 

Se vaticinó que el nombramiento mismo sería el primer gran reto del nuevo jefe nacional panista merced del enorme rechazo de un personaje no sólo impopular, sino dueño de un desprestigio nacional por su proclividad a la intolerancia, la opacidad en el gobierno y a perseguir a sus adversarios, aún a costa de ser correligionarios.

 

El antecesor de Moreno Valle en el Senado, Damián Zepeda terminó por dar carta de naturalización a los dos vaticinios descritos en la entrega del 19 de noviembre. No sólo se trata del primer encontronazo público en la cúpula panista, sino que tiene todo el signo del mensaje de quien conoce la forma de operar en contrario a la causa panista, desde su bastión, en Puebla.

 

No escapa al análisis post electoral panista que en el estado que controla el grupo del ex mandatario, casi la totalidad de los candidatos panistas perdieron frente a la ola de López Obrador que avasalló con un discurso de castigo a los corruptos, menos la abandera a gobernadora, Martha Erika Alonso Hidalgo.

 

Entre los damnificados de esa debacle electoral están el ex abanderado presidencial, Ricardo Anaya, su rival y Eduardo Rivera Pérez, un perfil panista constantemente zarandeado por el morenovallismo. Tal vez haya llegado el momento de cobrar afrentas del pasado.

 

Moreno Valle sabe del costo de esas facturas. Por eso sigue en la búsqueda de un rincón que le permita ocupar la mayoría legislativa en el Senado de la República, o el que le facilite su interlocutor, Ricardo Monreal que al y al cabo, de algo servirá para continuar en la búsqueda de ser útil al nuevo amo, el mismo que tira de la correa de los senadores panistas.

 

Fernando Maldonado

Reportero, Autor de la columna parabólica. Periodismo en red.

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