Con mirada al pasado, la llegada de Pacheco a la gubernatura

  • - Por: Álvaro Ramírez Velasco

 

Como resucitados, priístas aparecieron en el Congreso para el besamanos; el interino llega más “preocupado” que contento

 

Fue como abrir el baúl de la memoria, un cofre de los ayeres. De pronto y de la nada, políticos priístas habían llenado el patio de la sede del Congreso del estado de Puebla y la tarde de este lunes 21 de enero de 2019 se pareció a cualquier otra de los años 80, aquellas del ritual del besamanos al mandatario en turno, luego de su rendición de protesta.

 

Guillermo Pacheco Pulido, con su unción como gobernador interino por la hoy mayoría legislativa lopezobradorista local y en casi unanimidad con los otros partidos, regresa en lo formal al Partido Revolucionario Institucional (PRI) a Casa Puebla, al menos unos 150 días, tras de la dolorosa expulsión del gobierno hace 8 años a manos del morenovallismo.

 

Aunque asume el cargo más “preocupado” que contento, Pacheco convocó a la unidad por Puebla y anunció el combate a la corrupción, como prioridad.

 

Después de semanas de especulaciones, la llegada del político priísta que tuvo su encumbramiento entre los años 70 y 90, en el esplendor del priato, caminó en principio sobre una accidentada y hasta jocosa sesión de la Comisión de Gobernación, en donde su presidenta, la diputada morenista Vianey García Romero, parecía la más despistada, sin siquiera entender lo que ocurría e incapaz de leer de corrido los documentos.

 

Con regaños y llamadas de atención, sus compañeros tuvieron que corregirla, en la reunión en que se presentó primero la terna con dos propuestas morenovallistas: el hasta hace unas horas encargado de despacho del gobierno, Jesús Rodríguez Almeida, y el diputado de Nueva Alianza (Panal) con licencia, Ángel Gerardo Islas Maldonado.

 

El tercero, fue el planteamiento de la mayoría lopezobradorista, Guillermo Pacheco Pulido.

 

Deshojando la margarita entre debates y argumentaciones, los diputados también arrancaron pétalos a la terna.

 

Los descartados

 

El primero en caer fue el oriundo de la Ciudad de México, Rodríguez Almeida, por no tener a calidad de poblano que exige la Constitución local. Finalmente, el lopezobradorismo tejió fino y dejó que la carta fuerte del morenovallismo terminara por ahogarse en sus mismas debilidades.

 

Luego siguió la sinuosa sesión con la muy deficiente Vianey García conduciéndola, para dar también, ahora por impopular, el descarte del panalista Islas. Ni el coordinador de los panistas, Marcelo García Almaguer, su supuesto aliado, le dio su respaldo, pues el neoleonés prefirió abstenerse.

 

Guillermo Pacheco Pulido se convertía así en gobernador, un sueño de muchos años atrás, que seguramente había dejado por ahí guardado en algún cajón de los años 80.

 

Más “preocupado” que contento

 

La media tarde, alcanzó a los diputados en la votación por cédula y sin debate, para avalar la única propuesta; 40 votos a favor y una abstención. El lunar, se presume, fue del petista José Juan Espinosa Torres, quien ha sido en las últimas semanas piedra de disputa entre sus correligionarios.

 

Se anunció entonces el arranque de una Sesión Solemne, para esperar a “Don Guillermo”, como con flemática solemnidad le dicen.

 

A las puertas del Congreso, de nuevo una mirada al ritual añejo, al pasado: banda de guerra y banda de música en espera del arribo de quien será mandatario temporal hasta la conclusión del próximo proceso extraordinario que tendrá cita con las urnas el 2 de junio.

 

Camionetas de lujo, guardaespaldas, operadores y admiradores del viejo priísmo, se mezclaban en la calle 5 Poniente con un grupo de pizzeros que habían llevado 15 para la Sala de Prensa, los curiosos que por ahí pasaban y uno que otro encopetado y encopetada, quienes se anunciaban como “invitados especiales”.

 

Había también con una pancarta, un grupo de despedidos por los gobiernos morenovallistas que ahora a Pacheco le piden justicia para sus casos.

 

El aroma al pasado del ritual priísta se respiraba de lleno, cuando en una modesta camioneta familiar, de puerta corrediza, apareció quien ha sido a los largo de sus 85 años de vida diputado federal (dos veces), presidente del Congreso local (una), presidente del Tribunal Superior de Justicia (entre dos sexenio) y alcalde capitalino (1987-1990).

-¿Cómo está, contento? -fue la pregunta a bocajarro, apenas bajó del vehículo.

 

-Preocupado. Hay que venir aquí a trabajar -respondió Pacheco con cierto desconcierto, dejando la percepción de aún estar asimilando el momento histórico que le ha tocado vivir, cuando el retiro profesional era su condición actual.

 

Abrazos, besos salivosos y manos que se disputaban su saludo rodearon al mandatario en su camino.

 

Los priístas, que habían salido de quién sabe dónde y de tan de repente, buscaban también su mirada, que él escuchara sus “estamos con usted licenciado”; “qué bueno para Puebla, maestro”.

 

Terminó la Sesión Solemne y el gobernador Pacheco se reunió en privado con los integrantes de la Junta de Gobierno.

 

Curiosos y aliados esperaban en la antesala de la oficina principal de la sede del Congreso, la que ocupa Gabriel Biestro.

 

Ají, la senadora del Partido del Trabajo (PT) Nancy de la Sierra, en entrevista breve, consideró que la llegada de Pacheco Pulido, a quien calificó de “toda una institución”, no resucita al PRI.

 

También, se descartó como candidata en la elección extraordinaria y aseguró que el abanderado será Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta.

 

Al final, Pacheco fue acompañado por lo diputados locales a un breve tour por el Salón de Sesiones que él mismo presidió en el pasado.

 

Terminó así el día en el que una mayoría lopezobradorista nombró a un gobernador interino priísta y enterró prácticamente al morenovallismo.

 

La Puebla en la que antes nada pasaba, se ha convertido en la Puebla de hoy, en la que todo pasa.

 

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